Vistas de página en total

viernes, 7 de enero de 2011

MI OTRO YO

Sara llegaba tarde a la oficina otra vez.
Cruzar Londres en cinco minutos era misión imposible. Debía empezar a plantearse el salir más pronto de casa.
Una vez aparcó el coche, subió en el ascensor y pulsó el botón de la última planta.
Pudo comprobar que aún no habían arreglado bien el ascensor. Iba más lento que una tortuga.
Cuando llegó a su destino se encaminó por el pasillo hasta su oficina.
Entró y se sentó en su silla.
Enseguida llamó su atención un ramo de orquídeas que había sobre su mesa.
Cogió la nota que acompañaba el ramo y la leyó. Era de su último cliente. Le daba las gracias por el trabajo bien hecho.
Sara era arquitecta. Era la única arquitecta dentro de una familia llena de abogados.
Había decidido tomar otro camino y no seguir la tradición familiar.
Enseguida comenzó con el trabajo.
De pronto llamaron a la puerta y seguidamente asomó la cabeza su secretaria María.
María era además de su secretaria la mejor amiga de Sara. Se conocían desde pequeñas ya que sus familias eran vecinas desde hace más de veinte años.
María saludó a Sara y tras una breve conversación dejó unos planos sobre la mesa y salió dejando a Sara nuevamente con su trabajo.
Así pasó el día, así pasaban todos los días.
Ya habiendo anochecido, Sara llegó a casa y recostada en el sofá repasaba mentalmente lo que había hecho en el día, lo que hacía todos los días.
Apenas sabía en qué día vivía. Todos eran iguales.
Adoraba su trabajo pero necesitaba un descanso.
Necesitaba desconectar y disfrutar de algo más que de las cuatro paredes de su oficina de la última planta de uno de los edificios más famosos de todo Londres.
Sin más, se acostó sin poder quitarse esa idea de la cabeza.
A la mañana siguiente se levantó a la misma hora de siempre. Otro día que llegaría tarde.
María abrió la puerta de la oficina con una seria de documentos y planos para Sara pero ella no estaba allí.
Era extraño porque Sara solía llegar tarde pero no tanto. Hacía casi dos horas que debía de estar allí.
María llamó a su casa y nadie contestó. Llamó a su familia y nadie sabía donde podía estar Sara.
Finalmente, encontraron su coche aparcado en la plaza numero treinta del aeropuerto de Heathrow.


SARA - ARQUITECTA - LONDRES - ORQUIDEA - TORTUGA - TREINTA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.